Brindo por
ti. Porque me enseñaste que podía tocar el cielo con mis manos, pero también me
enseñaste que mis pies estaban en la tierra. Porque me enseñaste a sonreír, y a
la vez la persona que mas lágrimas me sacó. Me dijiste las palabras más
cálidas, pero me dejaste desprotegido en
el más frío invierno. Porque me valoraste e infravaloraste. Porque te amé con
rabia, con odio, y te odié con todo mi amor. Porque me volviste loco, pero me
hiciste feliz. Brindo por tus celos, por tu locura, por tu amor, por el dolor
que me causaste, porque hiciste ver que no era suficiente para ti. Brindo por
tu mirada en la que alguna vez me perdí, y en la que tantas veces me encontré.
Brindo por tu sonrisa que me hizo, hace, y siempre me hará feliz. Brindo por el
corazón que nunca llegué a enamorar, pero que latió por mí en varios momentos,
y brindo por el mío, al que enamoraste. Brindo por lo fiel que fue mi mano al
no querer soltarte. Brindo por la tuya, por dejarme caer. Brindo por tus brazos
que me abrazaron cuando lo necesitaba. Brindo por tus labios que alguna vez
soñé rozar, esos labios que ahora se clavan en mi cuello produciéndome escalofríos.
Brindo por tu alma a la que alguna vez me agarré y me sentí seguro. Brindo por
tus noches en vela, que esperaban pacientes que me despertase para darme los
buenos días. Brindo por Morfeo, que me acogía aquellas noches en las que tú no
estabas. Brindo por tu cabeza, en la que muchas veces estuve, y que ahora me
quiere olvidar. Brindo por los recuerdos, la melancolía, la nostalgia. Brindo
porque ya no estás más a mi lado, donde me hiciste tan feliz y tanto mal.
Brindo por mi amor, por tu querer, porque te fuiste para no volver. Brindo,
porqué no, por mí. Brindo por un “nosotros” que nunca llegó a ser. Brindo por
el amor que me robaste, para después no devolverme. Brindo por el tiempo, que
fue testigo. Brindo por ti.