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2 de noviembre de 2011

Amor ch'al cor ratto s'apprende.


Miraba por la ventana, mientras el humo que exhalaba su cigarro creaba una fina película gris que le permitía desconectar de todo . Nubes, sólo veía nubes, nubes que dibujaban preciosas formas en el cielo de Manchester .
Por la ventana entraba un peculiar aire húmedo, un aire que le recordaba a la playa, a su querida Nápoles . Ese aire que movía sus rubios cabellos . Se sentía sola, abandonada por todo el mundo, que no tenía tiempo nada más que para sus propios problemas y sus propias alegrías . Por su cabeza pasaban solamente tonterías, cosas tan efímeras y tan estúpidas que ni ella misma hubiese imaginado que podría haber pensado. Pensaba... en ÉL . En el Amor que la acompañaba a cualquier lado, la atormentaba hasta más no poder y la hacía sufrir. Pero a la vez la reconfortaba . Sentía el ardor en su pecho, una llama inapagable, una llama avivada por sus propios suspiros . Esa llama que le hacía sentir tan viva y que a la vez la iba matando poco a poco, una fácil presa enganchada en las garras del Amor y atrapada por las miles de flechas envenenadas que Cupido había dejado caer sobre ella.


Ella . Lo daría todo porque estuviese aquí, perfumando mi vida con su esencia .

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